Si no se ha oído nunca la frase del título es que se es muy joven.
Hoy parece que puede jugarse con todo.
El calamar utiliza su tinta para distraer a la presa, camuflarse y escapar de sus depredadores. A nosotros se nos atrapa también con jueguecitos cargados ideológicamente.
El señuelo es el dinero: “madre, yo al oro me humilló: él es mi amante y mi amado…” (Quevedo) Para conseguirlo… vale todo, ¡claro!
– También ¿reducir al ser humano a búcaro roto?, ¿a pieza desechable?
– Pues sí. ¡Es el mercado amigo!: “Todo se compra y se vende; todo el dinero lo iguala…” (Góngora)
– ¿No te da vergüenza?
– Ni tengo vergüenza ni la conozco: ¡sin escrúpulos! Es la respuesta de jóvenes y adultos.
¿A quién escupimos nuestra responsabilidad?